domingo, 22 de octubre de 2017

Esto es una declaración de amor, por lo tanto de locura.
Una declaración ante todos y nadie, porque nadie entiende de amor /solo yo/ 
y una declaración es una entrega que no pide permiso, 
una muestra de fe y debilidad; es una cuerda lanzada al aire que no atrapa nada  /deberías imaginarte caballos negros de pelo brillante galopando salvajes en una isla perdida/
Una declaración que solo tiene sentido para el que la hace, el resto nunca entenderá lo mismo; ni vos, mi caballito.
Así, con cada palabra que tejo esta ofrenda también me desnudo.
Dirás, que ridícula! que infantil! que obsesiva!
¿Y acaso todo esto no será por causa de este sentir inmenso que nada lo define de forma concluyente?
Y sin embargo...
Declaración que nace apasionada por una fuerza que participa más allá de nosotros, enfrentándonos a eternas pruebas, se bifurca en una idea clara que alimenta el pensamiento y apaga miedos.
Desvelar y confiar en la posibilidad de crear; la plenitud;
como lienzo nuestro tiempo, día a día; equilibrio entre el tú, el yo, el otro; paradoja de la simpleza que de tan ella se oculta en el presente. 




  

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