los muertecitos
tengo unos ataúdes pequeñitos en el corazón que
nacieron en él cuando marchaste. si los riegas con
cuidado, brotan de ellos muertos como flores negras en el
interior de las venas, que me asombran la sangre, sonrojando
mi piel con vergüenza y sintiendo miedo
son unos muertecitos que mucha gente
ni siquiera sabe que existen. creer en fantasmas es
posible solo para quien tiene mucho amor y rechaza la
pequeñez de la vida sin continuidad
tengo unos ataúdes pequeñitos en el corazón que se
abren a cualquier hora. cuando me acuesto, los oigo
abalanzarse contra el pecho, quizás intentando
marcharse, quizás solamente por la estrechez del amor.
Valter Hugo Mae
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